Wednesday, December 5, 2012

Piscinas públicas: lo mejor del verano en New York City puede convertirse en lo peor si no conoces las reglas del juego

El verano es probablemente la mejor época del año para tener críos en esta ciudad. No sólo prácticamente todas las zonas de columpios cuentan con alguna zona con agua para mojarse y jugar de manera más o menos sofisticada; además, y sobre todo, la ciudad cuenta con una red de piscinas públicas que deberían ser la envidia de cualquier estado de bienestar europeo: amplísimas, con zonas especiales para que los niños más pequeños puedan chapotear y jugar con chorros de agua de todos los tamaños y formas...y gratuitas.

Sí, gratuitas del todo, y eso hace que, aunque como ya decía su tamaño es ciertamente impresionante, casi siempre estén de gente hasta la bandera. Sí, casi siempre lo están, pero a pesar de ello cada uno cuenta con espacio de sobra y además la convivencia es impecable, en todo un verano de piscina casi diaria no nos hemos sentido nunca ni remotamente incomodados por nadie. Vaya, un paraíso comparado con cualquier piscina pública española de pago. ¿Y cómo lo logran? Ahí está el truco: estas piscinas son un auténtico lujo en pleno asfalto, pero se rigen por una serie de estrictísimas reglas que, si no se conocen con anterioridad, pueden convertir las primeras visitas en un auténtico fracaso (vaya, que lo más normal es que no se consiga ni acceder al recinto, llevándose uno a casa además la consabida bronca con el personal Parks&Recreation de la puerta,en general nada conocido por su amabilidad, pero en el caso de las piscinas aún menos por su flexibilidad).

Aquí os  dejo las más importantes para que os las estudiéis antes de llegar allí por primera vez (el texto íntegro se puede consultar aquí):

-Todo el mundo tiene que llevar un bañador en algún sitio (incluidos los niños de cualquier edad), ya sea puesto o en la mochila, y lo tendrá que enseñar antes de entrar al recinto. Nadie puede entrar bajo ninguna circunstancia a buscar a alguien, o simplemente a acompañar a los demás. Los bañadores tienen que ser tales, es decir, los de los chicos tienen que tener redecilla blanca, no pueden ser pantalones, por mucho que parezcan un bañador (a veces cuela, según las ganas que tenga el o la de la puerta, pero creedme, a veces no, es mejor no jugársela).

-Si uno va con niños que aún usan pañales tiene que llevar pañales especiales para el agua, los niños no se pueden bañar desnudos ni con pañales comunes. A veces te piden incluso que enseñes el recambio, conque conviene llevar más de uno. En el caso de estos bebés no sé si pondrían problema en que no llevaran además el bañador, pero yo nunca he visto ninguno que no lo lleve, yo por si acaso me llevaría uno.

-Uno tiene que OBLIGATORIAMENTE llevar un candado encima, y no uno pequeñito de los de cerrar el equipaje, sino uno grande, de los de cerrar armarios tipo consigna. Los más prácticos (y los que lleva todo el mundo) son los que llevan una rueda incorporada y se abren con contraseña, sin llave. Los venden en cualquier tienda de 99 cents, y los más baratos no pasan de los 3 dólares. Esta es la regla más rebuscada, porque si uno no la conoce con anterioridad es imposible que caiga en que le van a pedir tal cosa. Pero es así: en la puerta del recinto, cada día,hay que enseñar el candado, y quien no no lo lleva no puede entrar. La razón es que a los vestuarios se puede pasar con casi cualquier cosa, pero a la piscina en sí no, con prácticamente nada, de manera que uno tiene que dejar todas sus pertenencias en un armario del vestuario que cerrará con su propio candado.

-Como decía en el punto inmediatamente anterior, a la piscina en sí no se puede pasar más que con una toalla, el bañador, un gorro y las chanclas. No se pueden meter libros, ni el móvil, ni música, ni por supuesto artilugios para jugar en el agua de ningún tipo (ni siquiera manguitos ni flotador)... y no, tampoco la crema solar. Ya os digo que al principio resulta muy chocante lo extremas que parecen estas reglas: ¿cómo que no puedo pasar con la crema? (aunque con la crema en sí yo he visto mucha más flexibilidad que con cualquier otra cosa, yo me la daría antes, por si acaso). Pero creedme que cuando ves lo bien que se puede convivir con tantísima gente lo empiezas a entender. Si cada uno llevara todo lo que le gustaría llevar, sería imposible.

-Tema ropa: como decía justo antes, a la piscina hay que pasar en bañador... o con camiseta blanca. Es la única prenda de ropa que te dejan meter allí (bueno, y las camisetas típicas de nadar de los niños, las que protegen del sol, esas pueden ser de cualquier color porque se supone que forman parte del bañador). O sea, que si tu camiseta no es blanca quítatela y déjala en la taquilla del vestuario con el resto de tus cosas. Eso sí: si lo es, puedes incluso bañarte con ella :)

-Tema horario: abren a las 11 (tardísimo para los horarios propios de aquí, pero cómodo para los españoles) y cierran a las 7, o sea que en este sentido parece muy cabal... excepto por el hecho de que cierran al mediodía. Sí, cierran la piscina a pleno día, la vacían de gente y la vuelven a llenar, con la excusa de limpiarla, pero yo no me lo puedo creer. Alguna otra historia habrá detrás, no sé, es realmente surrealista. Cierran como de 2 a 4, ahora no lo encuentro por ningún sitio porque la temporada ha acabado, pero es algo así, conviene mirárselo antes. De todas maneras para los horarios españoles no es tan mal horario, es peor para los americanos, resulta gracioso lo incomprensible que les resulta este descanso. Y no me extraña.

-Tema días: los fines de semana las piscinas están considerablemente más llenas, tanto que nosotros no hemos intentado ir nunca más en sábado o domingo desde la primera vez que lo hicimos. Si podéis, evitad estos días. Si no, no lleguéis a las 11 ni a las 4, la cola es eterna. Mejor llegar a las 12 o a las 5 y entrar justo a esa hora que esperar allí y acabar entrando a la misma hora.

Y ya, creo que no me dejo nada. Bueno, quizá comentar que las que más cerca se encuentran de Park Slope son la de Red Hook y la de Sunset Park, pero que esta última no tiene parte de niños (antes la tenía, y por eso podréis encontrar información ambigua al respecto en internet. Creedme, ahora no la tiene) . Así que con menores de 5 años mejor probad la primera, sin dudar. Y hala. Cuando dejéis de flipar con el tema ( a mí me costó) compraos un candado y al agua patos, que merece la pena.










Wednesday, November 28, 2012

Los horarios: la mayor brecha cultural entre padres españoles y norteamericanos, qué duda cabe

Como no podía ser de otra manera, casi nada de lo que nos preocupaba cuando llegamos a esta ciudad resultó ser un problema, como ya he comentado más de una vez en entradas anteriores. Y, como también tenía que ser, otros  aspectos en los que no habíamos pensado una sola vez resultaron sorprendentemente complicados una vez aterrizados e instalados, algunos incluso consiguiendo llegar a nuestros días con parecida capacidad de complicación de la vida familiar. En este sentido, los horarios se llevan la palma.

Aunque a ver, pensándolo bien, sólo resultan especialmente estresantes durante los meses de frío, de noviembre a febrero. Las opciones al aire libre son tantas y tan completas que, durante los meses en que se puede estar en la calle, puede uno en realidad hacer el horario que le venga en gana, porque ni los parques ni los columpios cierran nunca. El problema llega con el invierno. Hace frío. E, incluso aunque no haga demasiado, a partir de principios de noviembre, con el cambio de hora, es completamente de noche antes de las cinco de la tarde. No se puede estar demasiado tiempo en la calle, pero los críos necesitan salir igual. Y este es el momento en que los horarios de esta ciudad, al menos en lo que actividades infantiles se refiere, empiezan a jugar un papel importante en la vida de la familia y en la necesidad de planificación de los padres.

Básicamente la dificultad es la siguiente: aquí la costumbre es salir de casa por la mañana, comer algo ligero donde se pueda y estar de vuelta en casa a eso de las cinco o las seis (en el caso de las familias con niños, claro). Los bebés, deduzco después de mucho observar durante todo este tiempo, o bien duermen la siesta en el carro por sistema o bien, si son de los que vuelven siempre a casa a comer, entonces ya no salen en toda la tarde hasta la primavera. Estoy generalizando, evidentemente, pero podéis creerme, la mayoría de la gente funciona así. Y, en consecuencia, los horarios de los negocios que ofrecen servicios de ocio infantil suelen tener un horario bastante surrealista desde el punto de vista del padre de bebé español, que hace su comida en casa y su siesta en la oscuridad de su habitación hasta las 3 o las 4, porque para después de esa hora ya no hay nada abierto. Nosotros al principio intentamos adelantarle a Mateo el horario de todo el día, y que durmiera la siesta a la hora que los críos de aquí, que la hacen más de 12,30 a 2,30, tampoco mucho antes que los nuestros. Pero  no funcionó, porque Mateo es de mucha siesta y se despertaba igualmente pasadas las 3, y hasta que llegábamos a cualquier sitio eran casi las 4 (la mayoría de los sitios funcionan, como mucho, hasta las 5). Pero sobre todo no funcionó porque íbamos siempre corriendo a todos lados, y tampoco era vida. Ya os digo que la diferencia entre nuestras costumbres y las americanas no es tanto de horarios de comidas y siestas en sí como de distribución de actividades en el día... ellos en invierno no salen dos veces de casa, no parten el día en dos. Es por eso que ponerse cabezota e intentar hacerlo uno resulta agotador.
Así que ahora hemos vuelto a comer juntos a eso de la una, que es una cosa que nos encanta hacer, y Mateo vuelve a dormir la siesta hasta las 4 o 4 y media. ¿Y qué hacemos por las tardes?
Pues a ver, ahora es cuando me dejo de rollos y voy a lo útil.

Lo que es imprescindible saber para organizarse y sobrevivir a los horarios de indoor playgrounds y demás espacios de ocio infantil es:

- Como decía, casi todos abren sólo por la mañana en lo que a vida de niño se refiere, porque cierran hacia las tres o las cuatro de la tarde (los horarios exactos los podéis consultar en los links que he ido poniendo en las entradas correspondientes a "cosas que hacer con niños cuando hace frío", a diario y los fines de semana). Por eso lo mejor es planificarse las mañanas y repartírselas entre los sitios que funcionen mejor con los peques, y asegurarse así de que salen al menos una vez al día. ¡Para quedarse en casa siempre están las tardes!

-Los museos de los niños (ver la entrada que os decía sobre planes para los fines de semana de frío) cuentan siempre con un día, a la semana o al mes, en que abren hasta tarde, casi siempre hasta las siete, con lo que planificando las visitas se pueden aprovechar todos estos días de horario excepcional. El Museo de los niños de Manhattan abre todos los sábados hasta esa hora, el de Brooklyn el tercer jueves de cada mes, y el de las artes cada jueves y viernes lo hace hasta las seis. Así que esas tardes concretas ya sabéis lo que hacemos...

-Los fines de semana casi todos los negocios que ofrecen juego libre en indoor playgrounds permanecen cerrados, aunque hay excepciones, sobre todo los sábados por la mañana (en general se trata de sitios donde también ofrecen clases para bebés y niños en edad preescolar, ya sea solos o acompañados, y que hacen horario y semana de escuela). Por eso os decía también lo de repartiros las mañanas de entre semana entre las actividades de este tipo que les gusten a vuestros hijos, porque los fines de semana hay poca cosa en plan sencillo, así que si no hace día de ir al parque (muchas mañanas de invierno sí los hace, la mayoría, no os asustéis) lo mejor es renunciar a la siesta e irse a pasar el día a uno de los grandes planes para niños que ofrece la ciudad.

-Los días festivos, como aquí son mucho menos masivamente seguidos que en España (cada persona hace unas fiestas diferentes, para resumirlo grosso modo), muchos de los sitios que cierran los fines de semana abren sin embargo estos días en su horario habitual, con lo que conviene llamar y preguntar antes que dar por hecho que uno de estos sitios estará cerrado.

-Los establecimientos con dirección de religión judía cierran el viernes por la tarde y el sábado entero, aunque los domingos suelen abrir hasta más tarde, otro dato que viene bien tener en cuenta para la planificación de las salidas. De los que yo he comentado en el post sobre cosas que hacer los fines de semana, el museo judío de los niños abre el domingo hasta las seis, y el Kids in Action lo hace todos los días hasta las siete (¡as en la manga!) excepto los viernes y los sábados, como decía.

-Y, por supuesto, siempre están todo el resto de opciones que os comentaba en los posts correspondientes, las que no viven de divertir a los críos pero sí nos dejan divertirlos allí...(las tiendas, hablando claro). ¡Estas abren casi todas hasta las siete de la tarde, incluidos los domingos!

Así que sí, siempre nos quedará un Barnes & Noble un martes de febrero si nuestro hijo o hija se niega a quedarse en casa por segunda tarde consecutiva... que no cunda el pánico.








Monday, July 2, 2012

Cosas que hacer fines de semana y vacaciones con niños cuando hace frío desde Park Slope

La semana pasada ya os hablé de un montón de opciones bajo techo que Mateo y yo hemos descubierto este invierno pasado más o menos cerca de casa, pero aquellas eran ideas para utilizar a diario, para sustituir en invierno el paseo matutino al parque (y digo matutino básicamente por lor horarios en que tiende a funcionar este tipo de sitios), sencillamente porque se trataba de recursos planteados con este objetivo, es decir, económicos  y sin mayor (aunque no pequeña) aspiración en cuanto a lo que ofrecen que sustituir los venerados columpios. Pero el invierno es muy largo, y no sólo necesita uno un "parque" resguardado al que poder acudir cada día; necesita saber qué hacer los fines de semana,las vacaciones, esos días que  toda la familia tiene tiempo y está dispuesta a gastar un poco más. Así que aquí va nuestra lista de planes de fin de semana, aún algo cortita, pero que espero crezca el invierno próximo. Seguiremos informando.

-Nuestro plan estrella, por elección de Mateo: El Children's Museum of Manhattan. En la página web no he conseguido encontrar fotos demasiado atractivas, pero básicamente es un indoor playground de 4 pisos con muchísimas cosas que hacer para niños de todas las edades. Los sábados abren hasta las siete, y encontrar un sitio que abra toda la tarde (la tarde española, claro está) no es tan sencillo, así que nosotros básicamente íbamos los sábados. Es carillo, 10 dólares por persona niños y adultos, pero un plan infalible para cualquier edad. Por 210 dólares puedes hacerte una family membership y no volver a pagar en un año; nosotros desde luego lo amortizamos. Hay toboganes, cosas que tocar, con que jugar... pero a lo grande. Merece la pena.


-Children's Museum, en Brooklyn: aunque a Mateo le gusta menos que el de Manhattan, a mí me da toda la impresión de que es una preferencia suya personal, ya que este sitio tiene también realmente de todo para los niños. Para los muy pequeños, mejor empezar la visita en el área reservada para ellos, a la izquierda del todo según se entra, hay que ir buscándola porque si no es fácil saltársela. El museo tiene todo tipo de escenarios para el juego simbólico, zonas para jugar con arena, con agua, actividades manuales... muy recomendable. Cuesta 7 dólares y medio por persona, y cierra a las 5. El tercer jueves de cada mes, sin embargo, es gratis, pero sobre todo...lo es de 4 a 7, abriendo excepcionalmente hasta esa hora!

- New York Hall of Science: este museo de la ciencia, situado en Queens, merece la pena para pasar todo el día. En invierno no está abierto el parque (una de las mayores atracciones para los más pequeños, parece ser), pero el museo es bastante grande y ofrece todo lo que ya sabemos los padres de los museos de la ciencia: interacción y sorpresas en los resultados que suelen tener bastante éxito incluso antes del año. De todas maneras, por si la parte general falla, el museo cuenta con un par de salas dedicadas a los menores de dos años que con Mateo supuseron un éxito total. Otro highlight: abren hasta las 6.

-Museo de historia natural de Nueva York: aunque es el plan superestrella para niños algo mayores (habitaciones y habitaciones de reproducciones y dioramas de todas las especies de animales que viven sobre la tierra, incluída la ya famosa gigantesca ballena azul), la verdad es que los críos de menos de 2 años no acaban de encontrar qué hacer, sobre todo los fines de semana, cuando el museo está tan lleno de gente que apenas pueden dar un paso ellos solos. Ahora, si tenéis niños mayores que eso no os lo perdáis, es una atracción turística de las mejores de la ciudad, y los niños parecen disfrutar muchísimo. Cierra a las 16,45 todo el año y cuesta 20 dólares por persona, así que lo mejor es ir a pasar el día. Los restaurantes no están nada mal.

- New York Aquarium: Aunque hay algunos animales que sólo se pueden ver estando al aire libre, la verdad es que son los menos y que la gran mayoría de cosas que hacer en el acuario se encuentran bajo techo. Se trata de un sitio fantástico para ir a pasar el día: tienen todos los animales marinos que los críos puedan tener ganas de ver, el personal es encantador y además se encuentra en pleno paseo marítimo de Coney Island, a pie de playa, de manera que aunque haga frío siempre se puede juguetear un poco con la arena al salir. Eso sí: aunque desde luego se trata de un estupendo plan de invierno, merece la pena volver con un clima un poco más benigno, ya que el show de los leones marinos es de lo mejorcito que ofrece el acuario (para todas las edades, Mateo quería verlo una y otra vez antes de cumplir los dos años, y no se trata de un niño que permanezca sentado fácilmente) y el anfiteatro donde tiene lugar el show sí se encuentra al aire libre. Sé que cuando llueve o nieva cancelan las actuaciones, pero la verdad es que lo que no sé es si el resto de los días de invierno tienen lugar o no, ya que este año el acuario se ha visto obligado a cerrar toda la estación fría debido a los daños sufridos en las instalaciones por el huracán Sandy.

- Jewish children's museum: este museo está orientado a dar a conocer la historia y doctrina judías, pero es, como los demás museos de niños, un gran indoor playground en el que lo pasan en grande. Quizá no tiene tantas "atracciones" como los dos grandes museos infantiles de la ciudad, pero Mateo lo pasó fenomenal en el supermercado de comida kosher (con carritos y cajas registradoras de juguete para usar libremente) y trepando por los decorados hechos sólo para ellos. Muy recomendable. Cuesta 10 dólares por persona, pero los menores de 2 años entran gratis. Cierra a las 4, pero el domingo lo hace a las 6.


-Fao Schwarz en la esquina sureste de Central Park y Toys r Us en Times Square: estas dos jugueterías, aunque no dan para pasar más de un par de horas, pueden resultar verdaderos parques de atracciones. La primera cuenta, como elemento estrella, con su famoso piano gigante (sí, el de Tom Hanks). La segunda con una noria que se extiende a lo alto lo que todos los pisos del edificio. Éxito seguro para una mañana o tarde.

-Kids in Action: un mini parque de atracciones bajo techo en pleno Brooklyn. Tiene una pequeña montaña rusa para niños, un tren, un mini circuito de karts...pero sobre todo una gigantesca estructura de toboganes para niños de todas las edades, desde bebés. Para ellos podréis encontrar una zona específica, piscina de bolas incluída. No abre los sábados, pues es una empresa judía religiosa, pero los domingos de lluvia o frío resulta el plan salvador (y abre hasta las 7 todos los días, ¡algo rarísimo en una opción infantil en esta ciudad y estupendo para los españoles!). Además no es caro, alrededor de 10 dólares por crío, adultos gratis. Dirección: 1149 McDonald Avenue.

- Klub for Kidz:  este indoor playground de Williamsburg en realidad está planteado más como tal, como primera opción de juego en invierno, para hacerse miembro y acudir muy frecuentemente. Sin embargo, dada la lejanía de mi domicilio (sobre todo en transporte público), nosotros sólo hemos acudido en ocasiones especiales. Además, el precio (20 dólares por sesión y niño) lo convierte en un sitio al que acudir sólo de vez en cuando si no se vive cerca, y por ello lo incluyo aquí. A pesar del precio, y de que cierran a las 6, es un sitio fenomenal para ir a pasar un par de horas, especialmente con niños pequeños, ya que la estructura de toboganes que tiene es estupenda para todas las edades. El local, bastante pequeñito, tiene esta estructura (con sitios para trepar, tubos en que meterse, toboganes comunes y cerrados), muchos juguetes por el suelo, una zona para practicar escalada para niños mayores de 3 años y una pequeña cafetería.

Más planes de fin de semana bajo techo, pero que aún no he probado:

- Children's Museum of the Arts:  dado que no lo hemos visitado nunca, no sé decir cual es la gracia de este sitio más allá de su completa oferta de talleres artísticos monitoreados, pero en todas las páginas web de padres lo definen como perfecto para niños desde los 12 meses de edad. Sé que se trata de una exposición de pinturas de niños de todo el mundo, pero altamente interactiva (esta interactividad es la quer no os puedo ayudar a concretar) y lo que os digo, acompañada de multitud de talleres espontáneos para pintar y esculpir. Abren hasta las 5 de lunes y miércoles, hasta las seis de jueves a domingo y cierran el martes.

- Lefferts Historic House, en Prospect Park. Se trata de una casita del siglo XVIII donde, pagando un módico precio de 3 dólares por adulto (y nada por los menores de 16), se puede jugar a vivir en aquella época, usando  los instrumentos y el mobiliario que tienen allí al efecto. Si la he añadido a esta lista y no a la de actividades más para el día a día es sobre todo porque los fines de semana ofrecen programas y talleres especiales. Además es una buena propuesta para cuando el tiempo mejora, ya que se puede completar la visita con las actividades de jardinería y granja que también ofrecen.

- The Gym Park: este gimnasio, planteado para que los más pequeños se lo pasen en grande, cuenta con horas de juego libre además de con clases para niños de todas las edades. La única razón por la que lo incluyo aquí y no en la lista de las cosas para hacer a diario es que se encuentra en Greenpoint, y quería respetar la lógica parkslopecentrista que dada mi experiencia inevitablemente tendrá el blog para que resulte coherente y más fácil de seguir. Desde esta parte de Brooklyn el paseo en metro es largo (desde mi casa lo mejor es pasar por Manhattan, conque...), con lo que las posibilidades de ir a clase allí o de acudir a jugar a diario son reducidas, pero creo que merecerá la pena acercarse de vez en cuando seguro (y es que, aunque este en concreto no lo hemos probado, Mateo encuentra en este tipo de sitios, desde muy muy pequeño, uno de los mayores praísos para el juego). El sábado abren de 10'30 a 12'30, y es cuando probaremos nosotros. Entre semana tienen el mismo horario, cerrando el martes, aunque conviene asegurarse antes de que este horario no ha cambiado porque se ve que varía mucho (estas que os digo son las horas de juego libre, que son en las que tienen vacío el gimnasio de las actividades).

- Bounce U: se trata de un compejo de castillos hinchables en los que saltar y saltar. Nosotros aún no hemos conseguido acercarnos ningún día porque tienen un atareado esquema semanal de fiestas de cumpleaños privadas, pero buscando las horas que tienen de juego libre (algunas especialmente dedicadas a los menores de dos años) y reservando antes plaza por teléfono no debería haber ningún problema. Está relativamente cerca de Park Slope, además, si vais hasta la 36 y cambiáis  a la N deben ser como 3 o 4 paradas.

- Sony Wonder Technology Lab; un espacio gratuito en el centro de Manhattan donde se puede jugar con la tecnología: diseñar videojuegos, manejar robots, editar programas de televisión. Como sabéis no lo hemos visitado todavía, sobre todo porque dudo que pueda resultar divertido a niños tan pequeños como Mateo (que mientras os escribo tiene ya dos años recién cumplidos), pero parece una opción interesante. Cierran los domingos, eso sí. Los demás días abren hasta las 5,30.

-Playspace NYC:  otro indoor playground algo lejano como para usar a diario desde Park Slope (está en Greenpoint), pero con muy buena pinta. Está especializado en bebés y toddlers, aunque ya os digo que no lo conocemos todavía. Abre de 9 a 6, así que puede resultar útil alguna tarde lluviosa de invierno. Cuesta 20 dólares por sesión y niño.

-Party Gym:  lo mismo que el anterior, un indoor playground con bastante buena pinta pero alejado del barrio, éste está en Coney Island. Dos puntos a su favor es que sólo cuesta 7 dólares por crío y que los martes abre hasta las 7, aunque uno en su contra es que sólo está abierto al público general los lunes, los martes y los jueves.


Ya os diré si descubro más cosas. Y, como siempre, completad toda esta oferta con todo lo que mommypoppins tiene que decir al respecto de los días de frío.










Monday, April 30, 2012

Cosas que hacer a diario con niños cuando hace frío en Park Slope

Llegamos a Nueva York el día 29 de Enero, esto es, en pleno invierno. Este hecho nos tenía algo acojonados, la verdad, previsto desde Barcelona: el famoso frío que puede llegar a hacer en esta ciudad, días más cortos que harían el cambio horario más difícil, falta de ideas sobre qué hacer con un niño pequeño cuando uno no puede ni soñar con ir a los columpios, obstáculo inconcebible en nigún momento del año en nuestra querida ciudad...vaya, que si hubiéramos podido evitarlo nos hubiéramos esperado a la primavera, qué duda cabe. Pero no podíamos, era entonces o nunca, así que compramos los abrigos más gordos que vendían a esas alturas en el Mediterráneo y hala, para acá que nos vinimos.
Ya podéis suponer: no fue para tanto, no fue para nada. No hacía demasiado frío (esto fue únicamente cuestión de suerte, las temperaturas batían records históricos) y Mateo no necesitó más sol del que ya había para ajustar su reloj interno... pero, sobre todo, había muchas cosas que hacer con niños para poder evitar pasar las mañanas al aire libre. Os explico a continuación, por si os veis en éstas.

Básicamente existen dos opciones (y hablo ahora de opciones viables para cada día, esto es, económicas y todas próximas entre sí, aunque añado algunas de otros barrios que conozco por casualidad por si alguien vive cerca. Evidentemente las opciones "indoors" con niños más excepcionales, esto es, para pasar un día festivo, por ejemplo, desplazándose y pagando bastante más, son innumerables. En otra entrada publicaré mis favoritas), que son:  lo que llaman "indoor playgrounds", que simplemente son habitaciones más o menos decoradas con un  montón de cosas para jugar (sobre todo juguetes, pero los hay también con toboganes, y hasta con rincones para pintar o utilizar plastilina) y que cobran por visita (alrededor de 10 dólares la hora, aunque la mayoría ofrecen la opción de comprar bonos de 10 visitas que suponen algún ahorro) y los sitios donde ofrecen clases madre-hijo, es decir, sitios donde un profe te guía en la lo que no será más que un rato con tu peque saltando o cantando, pero siempre con él (evidentemente la opción de llevarlo a la guardería existe desde que son muy pequeños, yo sólo me centro en lo que conozco, que son las opciones para estar con él bajo techo).

Respecto a los indoor playgrounds (las clases las trataré también en otra entrada aparte) en Park Slope, la zona que yo más controlo, tenéis, por orden de preferencia (os pongo también los días y horas de apertura porque a mí me costó mucho esfuerzo reunir toda esa información y concluir qué podía hacer cada día. Ya escribiré sobre el tema, pero antes que nada os diré que si vuestro hijo hace el horario estándar de bebé español, esto es, si duerme entre la 1 y las 3 o 4, sólo podréis ir por las mañanas):

- Power play , en el 432 de la 3a avenida (metro: 9th street-4th avenue). El favorito de mi hijo, porque tienen un tobogán de tubo estupendo y muchísimos juguetes, incluida una casita a tamaño natural. También tienen un apartado con arena donde cae otro tabogán. 10 dólares  dos horas. Abren todos los días entre semana de 10 a 13,30, y el sábado de 10 a 4.

-Congregation Beth Elohim, en Garfield Place con la 8a (metro: Grand Army Plaza). Es una sinagoga que tiene todo un edificio adyacente con todo tipo de actividades para la gente del barrio de cualquier cultura o credo. Ofrecen muchas clases que no he probado, pero también un drop-in center, que es lo mismo que os comentaba. En esto caso se trata de una habitación muy grande con muchísimos juguetes, libros y coches en que los niños pueden montar, así como mesas con rotuladores, témperas, play doh... está muy muy bien. 10 dólares la hora. Abren de martes a viernes de 9,15 a 12,15.

-Brooklyn Arts exchange, en el 421 de la 5a avenida (metro: 9th street-4th avenue): a Mateo no le gustaba demasiado, al menos al principio, pero porque él es muy poco sutil; yo veía a los demás niños encantados. Es una escuela de baile (no os puedo decir nada de las clases) que monta, lunes y viernes, una de las aulas con todo tipo de accesorios para jugar. No tienen juguetes tradicionales, pero sí cosas originales y de muchos colores que a muchos niños les encantan: pañuelos, pelotas, aros, instrumentos musicales, pequeñas tiendas de campaña...

-Brooklyn Public Library (Central Library), en Grand Army Plaza. Aunque encontraréis programas similares en cualquier biblioteca pública de la ciudad, yo sólo puedo recomendaros los de la Central de Brooklyn, ya que son los únicos a los que hemos asistido. Cada curso cambia, me imagino, pero por lo que he visto siempre hay programas para bebés y niños hasta los cinco años, separados por edades, y con acompañante. Cada día de la semana hay un programa diferente. Por ejemplo: este año para niños de la edad de mi hijo había una actividad los lunes a las 10 y otra los martes a las 11, ambas en sesiones de media hora. Los lunes abrían una salita que tienen con juguetes y disponíamos de tiempo para jugar libremente ("Toddler Story Play"), y los martes una trabajadora de la biblioteca contaba cuentos, cantaba canciones...("Toddler Time"). Duran poco tiempo, pero si se aprovecha para quedarse a leer cuentos en la biblioteca a la entrada o la salida, se echa la mañana bien a gusto, gratis y bajo techo. Se puede ir cuando se quiera, la entrada es libre hasta que se llene, no hay que inscribirse ni hay siempre los mismos niños ni nada parecido, aunque sí muchos asiduos. Conviene preguntar si hace falta coger ticket antes, porque para muchas actividades es así y en ese caso hay que estar allí con cierta antelación (no más de media hora) para tener sitio.

- En la Park Slope Library tienen programas parecidos, se encuentra en pleno centro del barrio (entre las paradas 9 street de la R y la de 7 Av de la F y la G) y es un sitio más acogedor para sentarse a leer, si bien tienen muchos menos libros y los horarios son mucho menos amplios.

- Barnes & Noble, en el 267 de la 7a avenida (metro: 7th avenue, 9th street-4th avenue). Se trata de una librería grande y comercial, sin mayor gracia, pero en la zona de niños se puede estar tranquilamente leyendo libros en el suelo (y tienen muchos, eh, da para todos los días que haga falta). Hay  muchos lugares acomodados para hacerlo, un parking de carritos e incluso unas mesas con piezas de Duplo para jugar. En otra tienda de la misma cadena, en Union Square, además de los libros y las piezas de Duplo cuentan con una maqueta para jugar con trenes que a mi hijo Mateo le priva absolutamente desde que no tenía los dos años. Está en Manhattan, pero en N o Q es realmente un momento llegar a Union. Merece la pena si se quiere cambiar un poco de actividad.

-The Community Bookstore, en el 143 de la 7ª avenida, es una librería donde, además de organizar eventos muy interesantes para adultos, disponen de un rinconcito superacogedor para leer cuentos a los niños. Muy recomendable, y tan a tiro desde el tren de Little Things que el plan doble resulta una de las combinaciones estrella para las tardes más frías.

- Little Things Toy Store, en la puerta contigua a The Community Bookstore (145 de la 7ª avenida), es una tienda de juguetes  donde  se puede estar un rato tranquilamente jugando con los juguetes expuestos (aquellos cuyo embalaje lo permita, claro está) sin que nadie se ponga nervioso (todo el mundo lo hace, es un poco lo especial que tiene la tienda). Antes tenían en la puerta una maqueta de trenes chulísima que hacía de la tienda el plan estrella de los días lluviosos de primavera (estaba fuera pero bajo techo), pero de momento ha desaparecido. Espero de verdad que se arrepientan de su decisión y la vuelvan a poner. Estaré al tanto y actualizaré la entrada si es el caso.


-Ikea de Brooklyn. Como la anterior recomendación, se trata como es evidente de una tienda y no de un sitio planificado para que los niños jueguen, de manera que no es  opción para cada día, pero sí otra muy buena salida en las tardes lluviosas. Por dos razones básicas: la zona con juguetes que tienen en la cafetería y el autobús gratuito que te lleva allí desde el metro de 9th street (10 minutos de trayecto).

- Supermercado Target, en el centro comercial de Atlantic-Pacific: en la planta de juguetes hay bastantes cosas con las que se puede jugar sin romper nada. No tienen nada concreto para que los niños jueguen, pero en una tarde dada de desesperación infantil por salir de casa siempre es una opción, sobre todo si hace mucho frío, porque se puede acceder a la tienda desde el metro sin siquiera salir a la calle.

-Kidville, The Little Gym: aunque cuentan con dos de los mejores indoor playgrounds de todo Park Slope, los sitúo en último lugar porque no se puede acceder a ellos libremente, sino que están reservados a los chavales que reciben clases allí (fuera del horario de clases, claro está). Para saber más sobre estas clases dirigíos aquí.

Más opciones de indoor playgrounds por el barrio, pero que no he probado:

-NY City Explorers , en el 186 de Underhill Avenue (metro: Grand Army Plaza). Éste aún no lo hemos probado, porque no tiene la posibilidad de ir días sueltos, el mínimo que se puede pagar es un bono de 10 visitas, a 90 dólares. Pero tiene muy buena pinta, podéis cotillear la web. Si el invierno que viene nos decidimos a ir algún día, que seguro que sí, os contaré los detalles.

-The Moxie Spot, en el 81 de Atlantic Avenue (metro: Court Street, Borough Hall). Es un restaurante que tiene una sala para jugar, donde aceptan niños aunque no se haya comido allí, pagando una entrada. Algunos días a la semana hay programas, como lectura de cuentos o canciones, y la gente va allí a propósito para ello (suelen ser en las horas centrales de la mañana, a eso de las 11). para niños más mayores hay actividades diversas, incluidos pases de cine, por las tardes. Ya os digo que nunca he ido, porque me pilla bastante a desmano (está  en Brooklyn Heights, en realidad), pero pinta muy bien. El espacio para jugar abre de lunes a viernes de 10 a 17,30.

-Honedew Drop , en el 1113 de Church Avenue. Es una guardería, pero abre su espacio para jugar libremente los sábados de 10 a 2 (o eso creo, porque cuesta bastante encontrarlo en internet, no es imposible que ya no ofrezcan ese servicio). Si vivís cerca no perdéis nada por preguntar.


-YMCA (calle 9 en Park Slope, aunque hay otro justo al lado de The Little Gym, en Atlantic avenue en Brooklyn Heights): estos centros cuentan con magníficas piscinas interiores a las que se puede acudir todo el año, no sólo a recibir clases de familiarización con el agua y natación para niños pequeños sino también a disfrutar de tiempo libre en familia en una zona destinada al efecto. Aunque hay que ser socio de la YMCA para poder acceder a la piscina (lo que sale a unos 80 dólares al mes), si ya lo fuerais porque acudáis a una de las muchas clases que allí se ofrecen, o si estáis considerando tal opción, merece la pena que sepáis que existen estos espacios.

¡Y ya!

(En esta lista de artículos encontraréis muchísimas más ideas para pasar los días de frío en esta gran ciudad. Guardad la dirección de la página entera, está dedicada a informar sobre todo lo que pasa en la ciudad dirigido a los niños, merece la pena).




Friday, March 30, 2012

La primera semana: con un bebé en un hotel de Times Square mientras amueblamos el piso

Acabo de releer esta entrada y me veo obligada a avisar de antemano: ni pretendo publicitar ninguna de las cosas que nosotros usamos (ni en esta ni en ninguna otra entrada) ni  lo contrario, básicamente porque en la mayoría de las ocasiones ni siquiera puedo comparar. Sólo quiero contar cómo nos fue a nosotros con nuetsras elecciones, más o menos improvisadas, para que les sirvan a los demás. He dicho.


Aunque cuando llegamos a la ciudad el piso ya lo traíamos alquilado (mi chico había estado aquí un mes antes durante unos días para alquilar casi lo primero decente que encontrara, y es que sólo podíamos permitirnos estar una semana separados, por motivos laborales) evidentemente lo teníamos sin amueblar. El plan inicial era que Manolo volviera otra semana él solito para amueblar el piso, y así poder llegar aquí a casa puesta, para sumergir al niño en una nueva vida de hogar lo más rápidamente posible y que así acusara menos el cambio. Pero no pudimos. Después de la separación de la primera semana, con el niño llorando porque no podía tocar a papá através del skype, nos vimos todos incapaces de volvernos a separar tanto tiempo. Estamos muy mal acostumbrados, lo sabemos, pero si nos lo podemos permitir, para qué sufrir. Así que lo que hicimos al final, para evitar más separaciones familiares,  fue plantarnos en la ciudad con un hotel reservado para tres noches, que al final ampliamos a cinco. El plan era que un papi intentaría hacer una vida con el peque lo más normal posible desde el hotel mientras el otro pondría a punto el piso.
El hotel elegido fue el Double Tree Suites, en Times Square, por recomendación de la guía que tenemos para disfrutar Nueva York con niños. En temporada alta es bastante caro, pero en Enero no (consultad precios si estáis buscando hotel para ir con chaveles, merece la pena y fuera de temporada no resulta especialmente caro, al menos con el cambio dólar/euro de 2012), y realmente es ideal para viajar con niños tan pequeños. La primera razón por la que lo resulta es que las piezas son de dos habitaciones, algo imprescindible cuando los peques se van a dormir antes (o cuando los adultos tienen jet lag) y uno quiere aprovechar para cenar con su pareja o tirarse en el sillón a ver la tele sin molestar. La segunda es que incorporan una pequeña cocina, no con fuegos, pero sí con nevera, microhondas y cafetera, de manera que no tienes por qué depender de comer fuera al 100%. Por supuesto, además, te facilitan rápidamente y sin siquiera reservarlo antes cualquier artilugio que te haga falta para el enano: cuna, trona, lo que quieras.  En la habitación hay dos mesas de escritorio, una lo bastante grande, y con ruedas, para poder usarla de mesa de comedor, y simular cenas familiares. En fin, que para conseguir que el peque tuviera una especie de hogar transitorio la verdad es que el sitio resultó ideal. Además, se encuentra en pleno Times Square, que es una pasada, tanto por poder tener la experiencia de vivir allí en medio, aunque sea por unos días (Mateo se elvantaba y lo primero que hacía era asomarse por la ventana, mirar los rascacielos, mirar hacia abajo y decir "hola" a la gente, allá, pequeñita), como porque desde allí resulta muy fácil encontrar cosas que hacer con los enanos. Saliendo de Times Square todo Manhattan está a una distancia asumible: Central Park, como a un cuarto de hora andando, hacia el norte (además, llegas justo a la altura del parque para toddlers, que es súper chulo, tiene muuuuchos toboganes y muuuuchos columpios, además de elevaciones y suelos de materiales de todo tipo para explorar); el Museo de Ciencias Naturales, a 15 minutos en metro (un imprescindible para el viaje a NY con niños), el Museo de los niños de Manhattan, a 20... pues eso.
Una pega: hay wifi, pero tienes que pagarla por días (¡además pagas por cada ordenador que conectes!) 

Respecto a lo de amueblar el piso, nosotros usamos el  picking and delivery service del Ikea (Brooklyn), nuevamente un diez poara padres que pueden pasearse por allí y correr detras de sus hijos por los pasillos pero no pueden permitirse pasarse la tarde buscando cajas en el almacén y  argando muebles: tú les das la lista (nosotros la hicimos, de hecho, mirando en internet lo que tenían, y así no tienes que ir más que un ratito) de los muebles que quieres y ellos te los buscan y envían a casa. El ratito de estar allí es, además, un buen plan para ir con niños, no sólo porque cuentan con sus típicas instalaciones para que jueguen, sino porque además el de Brooklyn cuenta con una barca lanzadera gratuita para llegar que da mucho juego, siempre que haga bueno.

Friday, March 9, 2012

Vuelos largos y jet lag con bebés: cosas que antes dan mucho miedo y después no son para tanto

Claro que, como siempre,todo depende de cómo sea tu hijo y de la suerte que tengas con esos pequeños detalles que hacen un día arriesgado mucho más apacible o desapacible de lo normal, pero me gustaría empezar este blog desdramatizando dos de los obstáculos que pensar siquiera en los cuales a mí me producía más dolores de cabeza antes de dejar Barcelona: el vuelo de 9 horas y las 6 que existen de diferencia una vez llegáramos aquí.

Para que entendáis por qué me resultaba tan estresante, os diré que Mateo (que entonces tenía 19 meses) era el típico bebé que nunca había pasado un día entero en casa, ni siquiera cuando había estado enfermo. Ese nivel de actividad y de no conformarse con el mismo paisaje y las mismas cosas para jugar  le han caracterizado desde que nació. Os diré, también, que a lo que sí le hemos acostumbrado desde que tenía apenas 4 meses es a dormir siempre a la misma hora, día tras día, noche tras noche. Lo primero me hacía temer el vuelo. Lo segundo, que el cambio horario le desbaratara el patrón del sueño para siempre...sí, yo es que además siempre he sido un poco de dramatizar.

Pero, como no podía ser de otra manera, ni una cosa ni la otra resultaron lo que nos esperábamos. Creedme que, en cualquier caso, son el menor de vuestros problemas. Los niños también se dan cuenta de cuándo una situación es excepcional, y se adaptan a ella con mucho menos drama que el que nosotros esperamos de ellos.

Respecto al vuelo, os diré que las compañías aéreas, lo que hacen cuando viajas tantas horas con un bebé menor de dos años (nosotros volábamos con American Airlines, pero me consta que lo hacen en casi todas las compañías que hacen el mismo tipo de recorridos), es dejarte los tres asientos del medio, y en la primera fila, de uno de los compartimentos del avión, aunque no hayas pagado billete por el niño. De esa manera en realidad tiene un asiento para él, lo que da mucha libertad de movimiento, y además en primera fila cuentas con un poco más de sitio para que juegue en el suelo que de ir en cualquier otra. Si queréis llevar el asiento de coche para sentarle en el asiento extra (nosotros no lo llevamos porque ni imaginamos la posibilidad) tampoco creo que os digan que no, la verdad es que con el equipaje de mano, por excesivo que fuera, no tuvimos problema alguno. Si el niño pesa menos de 12 kilos, además, te instalan una cunita perfecta para que pueda dormir, allí mismo, en la primera fila. Mateo ya no cabía, pero se la pusieron de todas maneras, y pudo hacer un poco de siesta con los pies colgando por fuera. Mi consejo, después de hacer el trayecto, creo que sería que si el niño ya no cabe en la cuna os llevéis la sillita de coche, y la pongáis en el asiento que sobre. Eso sí: si el peque duerme mal si no está tumbado y es demasiado grande para la cunita, considerad la opción de pedir otra fila... porque la primera es la única donde no se levantan los reposabrazos, y eso os impedirá tumbarle sobre vosotros. Pierdes el poquito más de espacio, pero ganas la horizontalidad. Esa es básicamente la elección.

Respecto a las distracciones... si el niño es tan pequeño (o activo, no sé) como Mateo y no se distrae con nada que se haga sentado, la única solución es la tele. Pensad que es sólo durante un día, que no le va a pasar nada y llevad el portátil, la tableta, lo que tengáis, bien cargado de batería y con sus dibujos preferidos dentro. Llevad comida para picar, libros, sus juguetes favoritos... y mucha paciencia. No se hace tan largo como parece, si vas poniendo la tele cada vez que parece que la situación va a estallar, y con tanta comida y siesta como hacen los niños, en realidad se pasa en un ratito. Y sobre todo está lo que os decía, que los niños se dan cuenta de lo que hay, y se portan mucho mejor de lo que uno espera de ellos, creedme.

Respecto al jet lag, lo que yo os puedo decir de mi única experiencia con niños por el momento es que ellos se adaptan increíblemente más rápido que los adultos. Yo pensaba que viajar en esta dirección, con un niño tan pequeño, era la peor opción posible, porque no puedes obligar a un bebé a aguantar seis horas despierto, ni cinco, ni cuatro. Pues me equivocaba. Mateo se había acostado, prácticamente desde que nació, cada día a las nueve de la noche. El día del vuelo se despertó a las seis para coger el avión, e hizo la siesta fatal durante el vuelo (1 hora frente a las casi tres que duerme normalmente), lo cual lo hacía todo todavía más complicado... pues la cuestión es que llegamos al hotel, bajamos corriendo ala calle para que le diera la luz... y sólo a las seis de la tarde, que son las doce de la noche en España, empezó a dar muestras de ir realmente a dormirse de un momento a otro... así que le dimos de cenar, le bañamos, y a las siete estaba durmiendo. ¡En un sólo día habíamos adelantado cuatro de las seis horas! La mañana siguiente se despertó a las 5 de la mañana (él, que con los cambios de hora en España siempre tardaba una semana en ajustarse...), y cuando le estiramos la actividad de la mañana para que hiciera la siesta ya a su hora normal, no hubo ningún problema. El segundo día se acostó a las nueve de la noche y se despertó a las siete y media de la mañana, que era su horario habitual. Por supuesto, su padre y yo tardamos muuucho más en ajustarnos tan bien al horario... es alucinante cómo aguantan y cómo se adaptan. Mi impresión fue que la luz ayudó muchísimo. Sacadles al sol, aunque sea al de Enero, como nos pasaba a nosotros. Y contad con el agotamiento del viaje y de los cambios para que después de aguantar duerman todas sus horas... pero sobre todo no os preocupéis tanto como yo lo hice. Su cuerpo simplemente se pone en hora con el sol. Y no intentéis adelantarles antes del viaje ninguna hora: nosotros lo intentamos con dos y estuvo casi una semana durmiendo menos porque no alargaba el sueño por la mañana, y sim embargo fijaos cómo llevó después el cambio de 6. Y es que al cambiar esas dos su actividad no iba en consonancia con el mundo. Eso es mucho más importante para su reloj interno de lo que puede parecer, o al menos es lo que me parece a mí después de ver los resultados.